Tengo ganas de sus besos.
De su boca,
de sus labios.
Me inquieta la incertidumbre,
el quizás algún día todo sea como en mi espejismo.
Usted señor no sabe cómo duele,
dejarlo allí, tirado, solitario,
entre los brazos cálidos de su mujer.
No sabe cómo el sueño se aparta de mí,
a cada vez que usted se aleja de mi cama,
me deja entre el rebaño de ovejas interminables de contar.
No hay color sin su aliento,
no hay «buenas noches»,
no existe fuego en las frías sábanas,
ni historias llenas de vértigo dentro de mí.
No hay nada.
Soy una más.
Palpo las nubes entre sus brazos,
camino sobre las aguas,
estoy en mil sitios a la vez.
Sonrío.
Vivo.
Soy el mañana que nunca existió.
El eco jamás escuchado.
El desconocido nombre
por quien palpita un corazón.
Tu euforia.
Soy la pasión sin dueño.
La desconocida.
Soy sus caricias,
la mujer que esculpe, tras sus poderosas manos.
El cuerpo que forma con su calor.
La llama que enciende su mirada.
Su debilidad,
su dicha,
su tropiezo.
Su incentivo de vivir.

by
© Nicoletta Tomas Caravia
No crea usted Señor que está solo.
Yo me siento culpable, a veces,
de no hacer partícipe a mi rutina, de su verdad.
Quizás ésta realidad no existe para forjarnos a ser, juntos.
Me siento culpable, a veces,
de intentar ocultar, a mis ojos,
lo que en la luz resplandece,
y en la oscuridad invoca orgasmos.
·
No está usted solo, no.
Yo estoy aquí, confusa,
extrañando sus besos, que no son míos.
Silenciando ésta boca, que no es suya,
pero gesticula con excitación la redondez de su nombre.
Soy una incógnita, desde que pude conocerle.
Soy mujer en el paraíso de su deseo.
Algo roba de mí, su piel,
cada vez que desaparece tras la puerta.
Algo de mí se aleja,
cuando lo veo sonreír con ella.
Soy una persona más.
Un sin razón.
Una inconclusa sin sus palabras en mi saliva.
La definición que nos envuelve
se torna vulgar ante la escasez de sentimientos.
Ante la brevedad de cada encuentro.
Soy, sin querer serlo,
una canción atrapada.
Una película de conclusión absurda.
Un cuadro estropeado.
Una esperanza llena de hambre.
Soy la otra, sin usted.
© Saliary Röman
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Tengo la garganta seca,
escasean versos.
Gracias Amores Míos,
por ser pacientes, seguir leyéndome.
Éste blog es vuestro.
❤!
Hermosa…. como la vida misma, en la que los amantes quisieran ser públicamente reconocidos, pero que de serlo, serían públicamente juzgados!… tal vez por ello, la sed de los besos de los amantes permanece en el tiempo…
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Sí, esa sed insaciable.
Gracias por tu comentario.
¡Un abrazo!
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Me puedo identificar, ¡Gracias por dejarnos leerte!
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Gracias ti por dar vida a las letras.
¡Un beso!
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Las posibilidades de las imágenes que se trafican en el mundo literario… hermosa narración cargada de postales de un deseo! Lo comparto
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Muchas gracias por tu tiempo, por comentar.
¡Un abrazo!
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No sé si es porque me he alejado tanto tiempo de mi lengua o porque puedo probar el sentimiento en tus poesías, pero siempre que leo me deja el corazón acongojado. Tienes una forma de escribir cautivadora, una forma de encajar sentimientos entre las palabras. Hermosas letras.
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Muchas gracias Hector.
Me satisface que experimetes mis palabras.
¿Qué idioma es tu rutina ahora?
¡Un abrazo!
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Inglés me infecto la mente, pero nunca sabe igual.
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