Nada

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Relatos de la nada. Historias de un sueño repetitivo.
Me obligo a escribir.

– ¿Cuál ojo eliges?
– Bien! (Ella toma la pestaña de su mejilla.)
– Ahora, pide un deseo..

Son pocas las historias que tengo para contar. Es más, es casi siempre la misma.
Son pocos los cuentos que tengo para contarte.
Son casi siempre los mismos cuentos. Lo mismo, con distintas palabras.

-Muak, muak. (Ella besa sus dos ojos.)

Son tantos momentos. Son tantos los mismos momentos.
Son tantos los recuerdos. Son tantos y el mismo único recuerdo.

– Te quiero.
— ¿hasta dónde?
– Hasta la Luna y vuelta.
— ¿Sólo eso?
– Hasta la luna y vuelta, treinta veces.
— Yo te quiero hasta mi alma.

«El tiempo va de prisa». Palabras tontas.
El tiempo es el mismo siempre, y por siempre. Nuestro tiempo  pasó de prisa.
Pasó de prisa hasta que nos dimos cuenta de que él -el tiempo- existía.
Y dejamos de llamarlo «tiempo», y lo mal-nombramos rutina.

– ¿Qué haces? (Ella tras el teléfono.)
— Nada.
– ¿Nada?. Uy!… (Ella podría saber hasta qué he soñado. Me conoce bien).

La costumbre perpetua lo que nos gusta. Y eso nos disgusta.
Nos disgusta la idea de «conservar». De conservarnos.
De conservar esa actitud resplandeciente de la primera vez.

– Hoy no me has llamado.
— ¿No? Bueno, no pasa nada por un día.

La costumbre. Dejar de hacer cosas. Ése es el error, no son cosas. Son luz.
Aquella luz de vela. Tan tiritante y frágil.
No dejamos de hacer cosas. Dejamos de dar luz.
Dejamos las buenas costumbres.

– ¿Qué hacemos?
— Mmm.. no se.
– Un poco de iniciativa.

El camino hacia el temor, empieza con una sonrisa.
De la rutina y la costumbre empiezan los gestos.
Sentir tu rutina en mi, me gusta. Sentir que mi rutina te disgusta, me consume.

Aquella luz de vela. Tan tiritante y frágil.
Opinar. Dejar de opinar. Dejar, dejar, dejar.
¿Temor?. Detalles. Asuntos. Días.
Aquella luz de vela. Tan tiritante y frágil.

He gastado mis manos en ti. De tanto tocarte. Y comprobar que eras real.
He gastado mis manos en ti. Gran parte de la luz se ha extinguido. La dejé en tu piel.
¿Cuándo dejé de comprobarte?

-¿Qué te pasa?
— Nada.
– Tú nunca  cuentas nada.

Son pocas las historias que tengo para contar. Casi siempre es la misma.
Una imaginación que me aleja de todo, sin pensar en nada. Nada, es verdad.
Me cuesta encontrar la respuesta. No sé qué relatarte.
No se qué decir, sin repetirme.

_ ¿En qué estas pensando?
— En nada.
– Tú siempre con secretitos.

.

.

«Nada», es popular en mi vocabulario. «Nada» es como suelo estar.
No miento. No oculto. «Nada» es mi estado. En ese «nada» está mi relajación, mi momento.
El «todo» ya lo hacemos todos a diario.

Voy. Vienes. Voy. Vienes. Voy. Vienes.

-Es que, hoy salgo.
— Vale. Pásalo bien.

Salir. Del compartir tiempo pasamos a costumbre. De costumbre a rutina.
En la rutina ya ni estás tú. Ya ni estoy yo. El pasarlo bien dejó de escribirse dentro de nuestros planes.
La luz ni tirita. Dejamos de apreciar la luna. De escuchar las mismas canciones.
De compartir amistades. De valorarnos.

Individualidad. Mi ausencia. Mi encierro. Mi mundo. Mi soledad.
Temor al daño. Huyendo hace tiempo, sin dar un paso.
Huyendo del hoy. De las cenizas.

– Mmm (Ella soñolienta y sin abrir sus ojos, busca en la oscuridad a su amor.  Aferrándose a aquella espalda cálida).

.
Tengo el baúl lleno de buenos momentos.
De millones de sonrisas. De grandes placeres.
Tengo el baúl lleno de recuerdos. He escondido la llave.
Para que ni el «nada», ni nadie, pueda dejarlos ir y hacerme olvidar. 

Me obligo a escribir. Son pocas las historias que tengo para contar.
Últimamente he juntado pocas letras.

La vela seguirá extinguiéndose.
Algún día compartiré  el «nada».
Y cambiaré el cuento. Tendré otras historias.

Por ahora, me gusta pensar en que existe el sol.

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  © Saliary Röman

7 respuestas a “Nada

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  1. Nada, un estado tan completo. . . una palabra tan transparente. . . nada, solo nada. . . y las bellas palabras que han salido de ti para expresarlo. . . me ha gustado mucho, pasaré por aqui para leerte . . .

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  2. Yo no suelo leer este tipo de cosas porque no suele gustarme; pero lo tuyo me fascina, me atrapa… Me siento en otro mundo. Es perfecto.

    Sigue escribiendo porque tienes muchísimo talento.

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  3. A mí también me pasa que a veces no me gusta mucho lo que escribo aunque a otros sí parece gustarles… A mí me gusta como escribes. Supongo que mejorar es buena idea incluso para los mejores. Te dejo mis saludos y un abrazo. Te sigo leyendo.

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