Imagina que eres tú

Imagina que un día te hayas pletórico, emocionado, riendo. Ves tus ojos hablar enérgicamente. Sientes los poros vivos. Dan ganas de abrazarte.

Imagina que suena la canción que un día lloró contigo, y hoy ha perdido el poder sobre ti. Imagina que hablas del pasado con bondad, agradecido.

Imagina que la vida cambia drásticamente, se revuelve, convulsiona, te invita a sentir nuevos caminos,
y florece.

Imagina que has logrado lo imposible, lo que veías lejano, de lo que no te sentías digno. Descubres que estás completamente alineado con tu nuevo ser.

Imagina que posees lo que anhelaste, porque te lo mereces. Te das cuenta que sí podías, y siempre podrás.

Imagina que sí tienes el poder de crear,  has enriquecido tu entorno, brilla tu paz mental, y te gustas en el espejo. Imagina que priorizas la calidad de vida, y te enfocas en sentirte bien con el presente.

Imagína que eras tú el único que  mantenías vivo el ruido de la tormenta extinta.
Imagina que aprendiste a relativizar cada experiencia, vives en constante aprendizaje, sin remordimientos.

Imagina que te perdonas, perdonas tu pasado, la depresión desaparece.

Imagina que abandonas cada intento de  cambiar los frutos, te centras en las raíces, suceden cosas buenas.
Imagina que abandonas cada  intento de predecir el futuro, te centras en el presente, la ansiedad muere.

Imagina que tu felicidad no está en el mañana. Te enamoras del proceso, vives un día a la vez, disfrutas de ti. 

Imagínate libre, lleno de proyectos, lleno de nuevas virtudes, lleno de amor. Sin presiones, sin fatiga. Respirando hondo y claro.

Imagina que esta vida sí es tuya, la cuidas, la mimas, la respetas.

Imagínate satisfecho, enérgico.
Imagina que es un sí, y lo logras.
Eres la persona de tus sueños,
y te enamoras.
Dan ganas de abrazarte.

  © Saliary Röman

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