Por favor, que alguien le diga, que la echo de menos a cada latido lejos de sus besos.
Que alguien la obligue a leer estas palabras.
Que se dé cuenta que día a día, rastros de cabellos dorados tienen la labor de llevar mensajes, mensajes que recitan cuánto la quiero.
Necesito poner mis emociones en sus oídos.
Ver florecer mi sonrisa homenaje a su imagen.
La sinceridad está en la piel. En esta piel mía que a ella pertenece.
Quiero sentir la droga de su calor.
¡Díganle que me apasiona!
Déjenme hablar, hablar de más…
Déjenme pecar de inocencia, amar hasta el último aliento, y sacar de mí lo que nunca he tenido el valor de dar. Quiero regalarle mi soledad, esa que tanto abrigo.
Díganle que mi vida sonríe desde que la causalidad puso su alegría en mi camino.
Díganle que mi voz es muda, por más que intento expresar cuánto de mi amor le pertenece, mi coraza esconde la ilusión tras el elogio de un cobarde enamorado, en la tartamudez de un niño educándose en el amor.
Díganle que estoy aprendiendo, porque aprender quiero,
porque quiero quererle, quererle sin temor.
¡Me encuentro mientras la descubro!
He perdido la noción del tiempo…
El Señor Tiempo se ha vuelto loco, el frenesí se mide a caricias, no sabe cómo controlar nuestros latidos: los días son horas y las horas no caben en el reloj cuando el viento nos enlaza.
Siempre quiero más. Mas de él, más de ella, más de ellos.
Más amor.
¡Dónde está el amor cuando él no está!
¡A dónde va el amor cuando ella no está presente!
Díganle que las mariposas rasguñan su ausencia.

Lo echo de menos cuando su abrazo no está aquí para responder el mío.
Noto su ausencia cuando mis ganas de reír se quedan sin incentivo de crecer.
Él hace que las cuestiones simples desaparezcan,
y las dudas se transformen en oportunidad de reír.
Me gusta cómo sus ojos me dan la bienvenida.
Me gusta cómo algunos de sus besos me borran la boca.
Me gusta cómo ama con locura la sensatez de una vida feliz.
Me gustan cómo sus cejas hablan al son que canta mis nervios.
Me siento querida, puedo palpar cómo sus caricias hablan a mi piel erizada.
La realidad le trajo a mi, para volver a creer en la eterna vida, de un día a día que muere.
Cómo le explico a él, cómo le explico a ella, que su cariño logra conectar el más allá de un amor verdadero, con mi más acá real de no creer en el amor. Que alguien me ayude a manifestar que un segundo de lejanía es eterna insatisfacción, porque mi día es adicto a sus besos.
Al vértigo del dejarse querer, pido se detenga, un segundo se detenga,
para que así mi piel, en un acto de valentía,
le haga saber que gracias a su ser, hay vida más allá de éste cuerpo.
© Saliary Röman
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El día que ellos cambiaron mi mundo.
¡Gracias por estar aquí, dar amor a estos versos!
❤!
Me encanta, nunca dejes de escribir, de plasmar tantos sentimientos en versos, realmente increíble. Saludos, te invito a visitar mi blog 🙂
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He leído varios poemas y son sencillamente fantásticos. Tienes una facilidad sensacional para escribir esas cosas tan bonitas.
Me encanta!
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Muchas gracias Oscar.
Gracias por leer.
🙂
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Reblogueó esto en paul v dudman.
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Espectacular! Mil felicitaciones. Con esos versos entiendo que es más que una escritora, es una poeta que hace renacer el amor.
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¡Muchas gracias!
Ojalá renazca en todos, cada día.
Un abrazo.
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