Cuando necesites un cambio en tu vida, cambia tú,
es la única forma de cambiar el mundo.
Por debajo del mantel había metido la esperanza,
tome un trozo de suspiro y lo envolví en la servilleta.
Me dejé un poco empapada sobre la mesa,
con fuerza de un trago, salí de allí.
Cansada de escuchar la misma canción, apagué la radio.
Cansada de desayunar las mismas decisiones, opté por un trozo de razón y doble porción de corazón.
Y sólo por un día – sólo por un día, me dije- transitaré desviando mi monótona vida,
en busca de algún camino en la ciudad, que conduzca a otro mundo.
Subí unos escalones muy raros, me llevaron a mezclar mi onda insonora, con el ruido disipado de otros corazones.
Escuché la historia de una vida ajena… El espantoso bombardeo de experiencias fuera de mi, volcaron precipitadamente a mi boca a hablar.
Y sólo por un día -sólo por un día, me dije- calla y escucha.

Mordí la lengua, evitando juzgar comentarios de otros seres que ese día no desayunaron las mismas proporciones de aire fresco.
Sonreí, sólo por hoy, voy a obligarme a mantener la frente en alto, y la sonrisa puesta -sólo por hoy, me dije- y una marejada de distintos sabores degustó mi boca…
Las mismas experiencias, sabían a carmesí suave, a hielo de verano, a calor de invierno.
El día a día dejó de ser el inoloro siempre, y se multiplicaron las personas que respondían la pregunta de mi sonrisa.
Como un ritual de bienvenida a la misma ciudad de todo mi ahora,
la misma canción cambió de melodía,
las noticias concluían con un despliegue de esperanza,
la radio de mi desayuno se sintonizó por sí sola,
y sin previo aviso, todos los caminos que antes transité, cambiaron de pisadas,
mostrando a mis decisiones el paisaje de nuevos seres, dispuestos a compartir su alegría conmigo.
El mantel se puso de pie, impulsado de esperanza.
Tomó la servilleta de la mano,
secó los rastros que quedaban del ayer.
La mesa flotando de suspiros cedió su lugar,
salió de allí, con la ilusión de encontrar extraños embriagados de buena vibra.
Hablé con extraños, los extraños hablaron conmigo.
Conversaron con mi sonrisa,
intercambiamos rarezas, salivamos a pasiones nuestras vivencias,
y sin pretención ninguna, pero con doble ración de corazón,
cambiamos el mundo.
© Saliary Röman
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Sólo por hoy, me dije:
Cambiemos el mundo.
❤!
Me encanto ❤, es como si escribieras lo que tanto he querido hacer.. :’)
Increíble de verdad!
Nunca dejes de escribir!
Mucho éxito siempre! ❤
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¡Muchas gracias!
Con comentarios como el tuyo da gusto sentir la semana.
Regresa cuando desees.
¡Un abrazo!
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hermoso
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¡Un placer! :-*
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Un relato lleno de esperanza. Gracias!
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¡Claro que sí!
porque la vida es de color caoba. 😉
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Precioso y real; solo cambiando nuestro interior, nuestra actitud, cambiaremos el escenario exterior, con nuevos horizontes. Saludos.
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Muchas gracias 🙂
Me estas mal acostumbrando con tus siempre bien recibidos comentarios.
¡Un abrazo!
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Saliary, es un placer visitar tu blog; además ser una de mis primeras seguidoras e impulsoras crea una deuda emocional que difícilmente lograré amortizar. Un gran abrazo de agradecimiento y de ánimo.
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