Echo de menos.
Sin dudar, sin parpadeo puedo responder a la pregunta:
Sí, echo de menos.
Pero no, a la carne humana que todos desean poseer.
No es su falda la que falta me hace.
No son sus curvas la que evoca mi excitación.
Su rostro no es el que digiero cuando los remolinos desatan mi ansiedad,
y explotan mi ganas insaciables de besar.
Echo de menos.
Echo en falta lo que la profundidad del olfato puede revivir.
Siento la ausencia de su cosquilleo en mi piel,
el susurro de sus conjugaciones saltando por cada uno de mis poros.
Me hace falta todas las palabras que ha creado dentro de mi pecho,
y se retuercen una a una, cada vez que intento ser de hierro.
Desaparecer de la mente los «por qué», la testarudez.
Y comer a versos cada suave labio que el destino me obsequia,
absorber cada saliva hasta el momento en que mis besos se tatúan en los gemidos de algún extraño.

©Jeongmoon Choi
El control,
se descontrola al perderme en tus recovecos,
desorientarse en la pasión que quieres darme.
Darme a tu amor.
Mis deseos están llenos de tu calor,
y en mis proyectos escasea tu nombre.
Rodando, mis palabras, ruedan.
Pensando sin pensar, en como la quiero sin querer.
Y como queriendo, deseo dejar de hacerlo, antes de que sea demasiado tarde,
y por ella quiera regalar mi individualismo.
Echo de menos, es una afirmación. Una verdad.
Echo de menos. Pero no es ella la que falta me hace.
No es ella la que evoca mi recuerdo.
Añoro la luz que sale de su fuerza al mirarme,
la desfachatez de sus manos al apoderarse de mi frialdad,
me tiene en constante delirio de ser amada.
El estruendoso ruido del dejarse querer toca mi puerta,
golpea con arrebato, desea parte del interior.
De adentro por instinto, pacientemente la satisfecha Soledad está latente,
pero no revela deseos de abrir.
En un mundo de fierro el llamado Miedo no está tranquilo,
el miedo no teme, no respeta intimidad, no pregunta, no cuestiona,
se mete entre las venas, apoderándose de toda llamada,
y él sí, siempre está a la expectativa.
Es así como, una vez más, casi voluntariamente, el hechizo queda incompleto…
Se precinte cualquier anormalidad, el adiós se apodera de mi vida,
vuelvo a ser de hierro…
· Algo se retuerce dentro de mi.

©Jeongmoon Choi
© Saliary Röman
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Un día a la vez.
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