Oda al Suicidio
‘
Mi felicidad proviene de otras respuestas.
Sólo solos somos libres.
Extenderemos la oscuridad más allá de la mañana.
Habla bajo, cuéntame tu secreto.
Sin sol, así las sombras no interrumpirán nuestra intimidad.
La noche ya no es amiga del sueño.
Dejaré que tu silueta sea oscura.
Compartiendo algo más que sábanas.
Se sentencia al verso, a ser cantado.
Puedo romperme.
Volverme pedazos.
Estar de nuevo allí flotando, a la luz del día.
Sola, en el vacío.
Rota.
No hay lágrimas.
No hay un por qué.
No hay sufrimiento.
En el día ya no hay sueños.
Sólo vacío. Vacío. Vacío.
Deseo tener sed.
Algo que motive a mi ser, a no extender las sombras más allá del amanecer.
Alejémonos del sol,
esta ficción de vida no tiene un final feliz.
El final feliz solo es el mío.
Alejémonos del sol,
así las sombras no interrumpirán nuestra intimidad.
La noche no es amiga del sueño.
La penumbra es melodía en mis silencios.
Se sentencia al verso, a ser cantado.
‘

‘
Entiendes sobre mi agonía, tanto como el alcance de una pastilla.
La cura momentánea regresa el dolor agudo.
Ya no hay soluciones, no hay amaneceres.
Logré ensanchar las noches.
La misma noche que me vio nacer,
me llama a vivir en ella.
Llorar nunca fue una solución.
Llorar tan sólo, es una pastilla más.
Otra pastilla más. Gracias por intentar ser una más.
La cura momentánea regresa el dolor agudo.
La “solución” no está en las ilusiones ajenas.
No hay respuestas para un resquemor agudo y sordo.
Aunque esta larga noche desplegase estrellas fugaces,
mis ojos ya no desean ver dulces destellos.
Están cómodos en la penumbra.
Hay algo más que horas en el día.
Necesito tener sed.
Lo más cercano a mi apetito,
es no querer extender más la noche.
Mis respuestas no son iguales a las tuyas.
‘

‘
Escucha.
El vacío también sabe cantar,
y es placentero.
La hiel ya no es parte de esto.
Existe una idea que me hace saludable.
Ya no. No quiero ensanchar la sombra.
Encontré mi serenidad.
Mi propia solución.
Mi propia vida.
‘
Mi valentía y yo, compartiremos algo más,
a oscuras.
Esta historia no tiene un final feliz.
El final feliz solo es el mío.
No toda palabra triste es infeliz en mis oídos.
No sé el por qué.
Sólo solos somos libres.
Quizás mañana sea otro día.
Hoy será mi última noche.
‘
© Saliary Röman
¡Un abrazo inmenso a todos! Este blog no tendría sentido sin ustedes. ¡Gracias por visitarme!
❤!
Muy sentido. Me gusto mucho
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Muchas gracias Jose Luis.
Un placer ser leída por ti.
¡Un beso!
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Muy bien Saliary, me quito el sombrero.
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Gracias por seguir leyendo.
¡Eres un encanto!
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Tus poemas me encantan, son largos pero nunca se pierde el hilo conductor, y son duros pero muy palatables. Te adoro.
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«Palatable» una nueva palabra a mi vocabulario.
Una vez más estás aquí para enseñarme algo nuevo.
¡GRACIAS AMOR MÍO!
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¡Genial!
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Sabes: este poema me recuerda mucho a uno que escribí hace años. En el 2005 hackearon mi foro y lo perdí (debería revisar los viejos cd o más los cassetes pero los nuevos ordenadores no tienen esta función). Desde entonces, guardo en distintas bitácoras lo que escribo. Ni bueno ni malo, lo hago porque las palabras anónimas no son la idea poética. El poema se completa con la biografía.
Años después reescribí el poema:
APOLOGÍA DEL SUICIDIO.
El amor por definición es eterno, nena.
Sigamos insistiendo.
El amor por definición es eterno, nena.
Si un solo ser humano fuera
capaz de amar a alguien hasta morir,
sigamos insistiendo.
Hay tanto trecho del amor al odio,
como distancia
de la verdad a la mentira:
apenas un punto contuso.
Un punto euclidiano no tiene medida,
ni dimensiones, ni peso. Es un ente
de la geometría como la recta o el plano.
Un dibujo trazado en la imaginación.
Los encefalogramas muertos
dicen que es complicado
desde aquel lugar
querer convertirse en poeta.
Nuestros salubérrimos cartílagos,
la briosa osamenta que nos sostiene,
los músculos y carrilladas
de química heterogénea,
con acentos ortográficos
y perpendiculares
que zanjan inconvenientes variados,
son renuentes al pesimismo.
Si digo lo contrario y me cruzo de vereda
tendré una excusa perfecta
para mi suicidio, esta noche abatida.
Un suicidio perfecto de los pies a la cabeza
a la orilla de mares ilusorios.
Brutal desolladura.
Rasguño, esclusa, excoriación fatal:
Tautología y verdades.
Sigamos insistiendo.
Es la vida una repetición inútil y viciosa.
Una prerrogativa inconveniente
que nos deja inermes ante el peligro
del amor.
El amor. Ahí está.
Míralo.
Míralo. Huele igual que las flores estivales.
Un saturnal con guirnaldas.
Una herejía. El cielo.
Un suicidio mayor no negociable.
Sigamos insistiendo.
El conflicto es el hombre – dijo Heráclito
¿dónde residirá el problema atávico?
Morir, matar,
amar, temer, partir.
Los verbos irregulares.
Mejor matar, mejor morir.
en sazón y dignamente.
Amar la muerte.
Temer la vida.
Partir del mundo
con la conciencia tranquila.
Nada hemos conquistado con quedarnos
a consumar los ritos ancestrales
para resistir este culto,
de sobrellevar nuestros nombres,
el terco fenómeno existencial
de la nada.
La nada que se viene tras la muerte.
La nada incandescente, que es la vida
que llevamos sin vivir
por fuerza de la costumbre.
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Es precioso.
Bastante visceral.
«El amor es eterno, lo que varía es el ser amado».
¡El amor es eterno nena!
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