Nada tiene tanta importancia en el destino, cuando el final siempre es el mismo.
Si invoco el pasado, sólo reproduzco instantáneas que me trasladan a un momento inamovible. Como por ejemplo, a Ella cuando sonreía; el sonido de un día lluvioso; la tarde en la playa con mis amores. Imágenes estáticas, sonoras, con detalles incalculables.
En mi vida he absorbido cada una de las cosas/sentimientos/vivencias/espejismos creía carecer. Ahora sólo existe un rarísimo y reconocido «vacío». El puzzle, lo que falta, lo que anhelo, esa sensación… sigo buscando. La vida, la mía, es seguir buscando cada mañana, a la vez que mi despreocupada noche me compensa de placeres, y un intenso sueño.
A los pequeños instantes que merecen ser recordados y sólo a ellos, a «ese» un, uno, único segundo, es al que siempre escribo. A veces tiene rostro de hombre; a veces tiene rostro de mujer; a veces tiene tu rostro; otras muchas veces se pregunta «¿quién soy?».
Arraigar sentimientos eternos, que los ojos no apreciaron,
vivieron un segundo, y significaron satisfacción (meses) en mí.
Tan sólo quería un café.
Un diminuto, minúsculo beso.
Una sonrisa.
Un verso.
Vivir enamorada, aunque su rostro refleje vacío.
‘
Maravilloso el mundo de los humanos, que con lo inerte se engaña.
Al compás del reloj diluyen su día, viviendo el espejismo de los deseos.
Si un casual despertasen, la presión existencialista los agobiaría.
Recurriendo así, – fuese lo que fuese, sea lo que sea, cueste lo que cueste-
a lo necesario para volver a «soñar», a deambular;
alejándose de lo simple, evitando conocerse y -sin siquiera sonrojarse-
poder esconderse nuevamente en el espejismo:
La vida.
‘
Deseo ser leída de los pies a la cabeza.
❤!
© Saliary Röman
…leído de pies a cabeza y bajo tierra.
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