Tememos a ser humanos, a dejar que la sensibilidad nos inunde.
Tememos a dejarnos fluir, a hacer el ridículo, a ser quienes somos porque somos demasiado.
Demasiado intensos, demasiado pasionales, demasiado reales. Demasiado de todo aquello a lo que dedicamos fuerza y tiempo a controlar.
Somos cuando entregamos. La realidad se enciende cuando existe conexión, cuando ríes, cuando verbalizas tu interior, cuando te compartes, cuando muestras el rostro.
La vida es fácil. Tan fácil o difusa como nos la planteemos. Tan divina y tan absurda como nos convenzamos. Depende del grosor de la piel: está a un destello de luz o enterrada en la complejidad de nuestros prejuicios.
No, al positivismo ciego. No, al elegir un sitio en la opinión «anti»-[usa la primera palabra que se te venga a la mente], o la aceptación grupal en un «pro»-[usa el emoticono que más te guste]. No, al vivir aferrados a las quejas, a los pretextos, a las melancolías.
Sí, a la vida, es simple. Te invito a dejar de buscar. A dejar de estar a la expectativa. Te invito a ensordecer el abrumador piloto automático* y sus milimetradas exigencias. Te invito a empezar a sentir, degustar la cotidianidad. Sentir sólo a través del habla que tirita los poros.
Deja de buscar, tan sólo encuentra.
Construyamos ahora,
recuerdos felices.
Libérate del buscar fuera, y reconcíliate dentro.
Encuentra dentro.
Encontremos.
Abandonemos la idea de querer más de un exterior vacío. Tomemos en cuenta el poder de las vivencias que el hoy nos trae, y amemos.
Amemos la luz, la salud, las carcajadas, las ironías de la vida. Aprendamos a crear. Fundemos nuevas maneras de vivir un día de mierda, seamos afortunados. Normalicemos decir «Te quiero» frente al espejo. Sí al lagrimar de los ojos cuando observamos la simplicidad. Sí al disfrute, sí a lo sencillo, sí al tacto.
Desterremos el protocolo y seamos bondadosos. Respeta tu entorno, y respeta tu instinto. Ama en dirección a la piel. Deja de lado lo que resta al corazón y declárate libre de ti mismo. Cultiva autoestima.
Libre de prometer prometo,
amor propio y satisfacción.
Me desvinculo del buscar fuera.
Total compromiso con reconciliarme dentro.
Prometo respirar profundamente.
Escuchar sin complejos,
sentir sin ataduras.
Prometo valentía al crear momentos,
y libertad al desechar recuerdos.
Prometo besar con gozo,
salivar abrazos.
Saborear bocados,
alejar venenos.
Dormir profundamente.
Prometo perdonar pasados,
y recordarme que nada es perfecto, ni siquiera la felicidad.
Prometo construir en el hoy,
recuerdos felices.
Lo haré, como si me amara.
*ego
© Saliary Röman
Cultiva autoestima,
sé tú mismo.
❤!
El cuento de Saliary 
Cuéntame, qué te trae por aquí.