¡Me apunto!

Me apunto a madrugar a mis decisiones.
Me apunto a salir de la cama en invierno con un propósito.
Me apunto a ignorar la neblina a ras de suelo, y a no sacar el buen humor sólo en los días soleados.
Voy a permitir que el frío no sea la única sensación en el invierno que despierte el trozo de piel que no he podido cubrir.
Voy a permitirme jugar y lanzarme a probar mi cuerpo hasta el cansancio. Cansarme hasta agotarme, romper las cadenas del «no puedo».

Me apunto a permitirme estar triste.
A no sentir vergüenza por equivocarme.
Me apunto a llorar, a no dejar las lágrimas para mañana. A dejar caer una a una las verdaderas razones que me han emocionado.

Me apunto a buscar el sol en los días nublados.
A estar más receptivo a nuevas recetas, de esas donde descubre nuevas formar de compartir saliva.
Despejar tu alrededor de ideas preconcebidas. Y apartar todo humano compuesto sólo de lamentos.
Me apunto a aliarme con el reloj, y regalarme 10 minutos al día que me recuerden que sigo vivo.
Dejar el agobio del lunes y transformarlo en el día de los deseos:
El día dónde todo empieza.

Mirarme más en el espejo, darme día a día, los buenos días, las buenas noches, una sonrisa, y sólo por el hecho de que yo también merezco que las buenas cosas pasen.

Hacer de los hábitos mi aliado.
Empapar mi mente de energía positiva.
Aprender a valorar los segundos, porque cada segundo cuenta.
Ver los detalles en el esfuerzo ajeno,  creer en el más allá de mi propio punto de vista…  Alegrarme cuando otro ha superado su propio agotamiento.

Sanar mi cuerpo, sanar mi mente, del cruel juicio del egocentrismo.
Que la crueldad sea sólo para tatuar mi pasión a besos.
Me apunto a rememorar sólo los recuerdos felices. Porque incluso los malos tragos tienen un versión buena qué contar.
Ver mi alrededor desde la perspectiva de un cuerpo sano y fuerte. Porque me siento fuerte.

Me apunto a ser la imperfecta que sabe reír, que sabe llorar.
Me apunto a ser el imperfecto que se sonroja, que no sabe cantar y canta. Que no sabe bailar y baila.
Me apunto a ser la loca, el loco, que ama los Lunes. La que habla con los árboles.
Me apunto a ser la rara que se equivoca. El raro que disfruta de su soledad, que sabe llevar sus propias consecuencias, y comparte ganas de querer vivir.

Me apunto a ser la desequilibrada que se burla de sí misma, y llenó de argumentos sus pensamientos para desterrar prejuicios.
El extraño que aprendió a pedir perdón.
La rara que es libre.

El mundo es de los que no sabemos cantar. De los que no sabemos contar ni un chiste malo. De los que decimos tonterías cuando estamos borrachos, y también sobrios. De los que aún miramos a los ojos. De los que creemos en una buena existencia, tan sólo porque a los únicos que tenemos que convencer parar tener un buen día, y un futuro satisfactorio, es a uno mismo.

Me apunto a invocar todo aquello que me hace libre.
LIBRE.

  © Saliary Röman

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¡Perdón Amores Míos por tardar tanto en escribir!
❤