¿Una cita con un caballero, o un buitre?

·

Las mujeres no entienden que los hombres

no somos especialistas de belleza,

no nos fijamos en cómo  han sombreado los párpados,

pintado las uñas, alisado el cabello,

aplicado bronceador, suavizante y edulcorante.

No somos diseñadores de moda, ni «fashionistas»,

nos da igual si se balancean de falda o pantalón,

si llevan vestido o prendas innombrables,

mientras no se interrumpa los movimientos sensuales de una mujer segura al andar.

 

Los hombres no vamos a agradecer a la fémina por llevar horas embutida en una faja,

nosotros somos quienes abrazamos nuestras barriga cervecera,

nuestra fibra acumulada,

jamás exigiríamos tal tortura a la delicada piel de una mujer.

¿Tendrán idea lo que interrumpe esa envoltura a nuestro deseo sexual?

representa más un castigo de siglos pasados, que placer.

Bajo ninguna casualidad tendremos en cuenta más allá del primer minuto,

la extensión del tacón,

cuando a media noche para nosotros empieza la fiesta,

tus pies piden rescate de un hada madrina que nunca llega.

Te tortura tu cuento de hadas; mientras tu rostro va tomando forma de pocos amigos.

 

Princesas de burdel
1907 «Las señoritas de la calle de Avinyó»
by Pablo Picasso

 

Algunas mujeres no entienden que el carmín de sus besos

es lo que realmente he deseado,

cuando pasado el protocolo y las dudas de rigor,

aceptan salir con este hombre.

¿Dónde quedó la adrenalina del cortejo?

la sensación de querer querer a alguien,

de querer ser parte de su vida.

Ya no sé si el concepto de cita aún exista,

o simplemente es una de las varias rutas de irme a su cama.

 

No ocultes tu belleza.

La juventud está en las ideas,

que tu poder no sea proporcional a los kilos de pintura que llevas encima.

Agradecería poder oler la verdad de tu cuerpo único,

y no, asfixiarme con el olor del bote de perfume que tú y diez mil mujeres más,

han esparcido por todos los poros como sello «único» identificativo.

¿Qué de mágico tiene eso?

 

Por favor,

no te dejes olvidada la sonrisa en casa,

no te olvides de traer contigo las buenas conversaciones,

es que si no, ¿qué nos quedará por intercambiar cuando culmine el sexo?

Quizás los teléfonos,

que recibiré como cupón de descuento

a usar, en caso de emergencia.

.

No entiendo qué idea se cruza en tu cabeza,

cuando vistes con menos ropa que las muñecas de mi hermana menor,

e intentas atraer al más «caballero» de la noche.

Querida mía,

un caballero asentirá con su cabeza, como máximo halago a la figura tras el disfraz,

luego de la misma majestuosa forma,

girará sus imponentes hombros, y  dará la espalda,

cediendo el paso a los buitres.

No hay por qué quejarse del cómo te trata la vida,

cómo te tratan los hombres,

si te comportas como princesa…

de burdel.

 

Cuando nosotros deseamos a una mujer,

vemos más allá de un par de pechos,

no existe obstáculo, no existe tiempo,

no existe días, ni pequeños momentos,

si queremos, estamos ahí.

Cuando nosotros amamos a una mujer,

la distancia deja de existir.

 

La mujeres no entienden que los hombres somos básicos,

apreciamos la sencillez del intercambio de palabras,

del coqueteo con sentido,

de las miradas con deseo.

Nos excita las mujeres felices.

Las bocas con opinión.

 

Haríamos lo que fuese,

por tener entre nuestros brazos,

la inmensurable sabiduría, el saber estar,

el infinito orgasmo, de una dama.

.

  © Saliary Röman

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Amores míos…
¡Gracias por comentar!
❤!

 

34 respuestas a “¿Una cita con un caballero, o un buitre?

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