El azar. Ese que tanto deseamos nos cambie la vida.
Llegue de imprevisto y haga florecer fortuna entre descuidos.
Sentir la suerte como ente aparte de nuestros días,
es la busqueda continua y gran señal
de no saber en qué dirección se camina.
Algunos días fríos, otros sofocantes,
siempre la misma radiante luz,
para el que sabe crear sueños entre cortinas.
Las palabras son la herramienta que refuerza nuestro ímpetu.
El valor de afrontar nuestras elecciones,
enfrentar nuestras decisiones.
Tener suerte es creer que nuestras habilidades son aguas torrenciales,
mueven montañas.
Y hace surgir de la nada, el arroyo
el manantial de posibilidades, la mejor,
a tus pies.
Tener suerte, no es parecer, ni querer ser dueño del mundo,
la dictadura es pensar que existen mentes débiles que necesitan una palabra superior inamovible.
La suerte no se impone en la nuca,
la suerte la engendras, la alimentas,
la llenas de verbos, de autoestima.
La suerte se magnífica con tus anhelos,
tiene orgasmos de respeto.
Sabe acariciar una flor,
palpar el fuego,
conversa con el desacierto,
se concilia con las negras consecuencias,
busca tras la marejada, estrellas.
La solución del problema.
Ser afortunado es saber que existe el error,
aceptar los tropiezos, participar en la culpa,
abandonar cualquier intención de juicio.
Ser afortunado es darle palmaditas a los problemas. Silenciar remordimientos.
Es buscar la solución, dentro de la espinosa enrredadera de los conflictos.
Dejar que la suerte te acompañe,
te hable. No la desees, se parte de ella.
Deja que fluya, te revolcará, te besará.
Cree en la esencia de todo acierto.
Permite que viva en tu cuerpo.
El aura positiva es confiar que aunque el sol se esconda,
aunque la luna esté a medias,
y te acompañe temores,
siempre, irremediablemente siempre,
habrá en el canto de nuestras manos,
una posibilidad, aunque sea una,
preparada para salir al alivio del resquemor.
Está ahí escondida, entre el azar y la suerte,
esperando a que la deduzcas,
y le des una oportunidad de soplar a tu favor.
Se tú la suerte, se tú el azar.
Cree en tus vibraciones,
confía en tus latidos.
Eres único e irrepetible,
eres la ley universal:
Eres magia.
© Saliary Röman
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Gracias amores míos por regresar.
❤!
Genial, posividad pura.
Y realidad.., pienso..
Saludos
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Gracias por pasarte a saludar.
¡Un abrazo!
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Saliary: ¡¡ Qué bueno que has vuelto !! (Temí que tardaras más en volver a escribir luego de tus últimas reflexiones). Parece que haces cambios interiores. Tus ramas muestran brotes ¿Estás entrando en una nueva primavera?.
A veces, tu cielo muestra nubes oscuras, tus hojas parecen mirar hacia abajo, como para protegerse.de la posible tormenta.
Ahora, tu ramaje, como una mano que se estira, parece querer atrapar una nube más clara. Lo suficiente como para que te estires hacia la altura, donde, con aparente contradicción, se halla lo profundo de ti.
Que la puedas alcanzar, que tus alturas traigan nuevos poemas.
Jicervera: ¿Método o Fortuna? (también podría decir ¿Estilo Sajon o Latino?) Yo creo en el equilibrio de ambas cosas. Churchil decía «llaman suerte a lo que yo llamo planificación». Pero aún con planificación hay suerte o no la hay.
Si la vida no se pone decididamente en tu contra, entonces la clave está en lo que dice Saliary: Crear.
E intuyo que si Creas, la vida ya no se pone en contra.
Cariños desde el otro lado del mar.
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En crear y creer en lo que sembramos está la clave para confiar en nuestros frutos. Y así potenciar los aciertos, es un efecto dominó a la inversa: creas, confías, un acierto lleva al otro.
Sí, Aquí me tienes. De nuevo haciendo lo que más me gusta.
Un abrazo.
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Muchas veces he despreciado la suerte por considerarla algo fugaz, incontrolable (y lo es). Me he refugiado en los brazos firmes de la constancia, la disciplina… Para no depender de la caprichosa suerte. Pero tu poema me ha hecho ver que la suerte puede ser un momento de comunicación mágica: el instante en que sonreímos a la vida y ella, como un espejo insondable, nos devuelve esa sonrisa empujándonos como un viento imparable.
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Buena conclusión, la vida responde a nuestros actos, a nuestra actitud para con ella. Como un espejo.
¡Un saludo!
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Muy Bueno!!! Desde siempre me encantó la Idea de llenar la suerte de verbos. La Concepción tan iniciatica de que, la suerte, como todo, depende de lo que uno ponga en sí mismo, en sus dichos.
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La suerte la contruyes entre lo que dejas salir por tu boca, lo que callas y lo que permites hacer a tus manos.
¡Un abrazo!
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